miércoles, 30 de septiembre de 2009

HOTEL LANDA PALACE

Pues más o menos como suena, es decir, el palacio de la señora Landa, la artífice de esta fantasía gótica al borde de la autovía a Madrid. Pero sus desvelos llevan el gen de sus padres y sus abuelos, los de una familia que lleva en la brecha de la hostelería desde principios del siglo XX.
Primero un restaurante, luego un hotelito humilde, más tarde un comedor de noche y finalmente la llegada del torreón fueron las etapas que dieron forma al palacio. Este torreón del siglo XIV al que se adosa el edificio principal es en realidad el único reclamo centenario y la excusa para recrear el empaque señorial de todo el alojamiento.
Dicha torre militar alberga la escalera principal, trasladada piedra a piedra desde un pueblo vecino, así como algunas habitaciones más espaciosas, decoradas con la firma de Pascua Ortega a partir de muebles clásicos y piezas de valor, y con vistas privilegiadas sobre la ciudad. Una colección de carruajes antiguos de madera se exhibe en el patio empedrado alrededor de una pérgola de hierro. La piscina, parcialmente cubierta por una bóveda gótica y acristalada con forjados modernistas, es otro de los caprichos que sirven a la causa.
De aquel pequeño hotel de mediados de los años sesenta a éste otro, con comedor de día y comedor de noche, con salón de alto copete, con su galería de relojes, su sala de reuniones y hasta con su propio helipuerto.
El restaurante es de lo mejor de la zona, cocina basada en unas materias primas de la mejor calidad, muy buenos los asados de cordero, pregunten si hay algun plato de cuchara, a mi las lentejas me dejaron impresionado, un buen lugar para hacer una parada de placer de camino al norte, aunque solo sea para comer.

VALORACIÓN ALOJAMIENTO 9/10
VALORACIÓN RESTAURANTE 7/10